El
amaretto es el licor más tradicional de los que incorporan avellana en su sabor y aroma.
Originario del pequeño pueblo italiano Saronno donde, según la leyenda, el pintor Bernardino Luini conoció la fórmula gracias a una modelo a la cual estaba pintando.
El amaretto se acabó de consagrar entre los grandes licores cuando se integró de forma definitiva en el popular tiramisú.
Con la botella rectangular, diseñada por un artesano de
Murano, y una etiqueta en forma de papiro. El licor debe su sabor a las almendras amargas pero también a las semillas de albaricoque en las que se marina el aguardiente, de aquí el nombre de
apricot con el que también se conoce este famoso licor.
Se recomienda tomarlo frío o incluso
frappé, es decir, con hielo picado.
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